Lluvia de cadáveres

El narcotráfico no sólo mata a empresarios farmacéuticos devenidos en pichones de narcos. Aquí, la crónica de un lunes negro en la Villa 21 de Barracas.

 

 

 

Foto: Alejandro Amdan - Télam

 

(DIARIO HOY)

 

La Policía lo definió como una "cacería humana". Los viejos vecinos dijeron que era por la droga. Pocos podían entender tanta violencia: no era San Pablo ni el DF de México, sino la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, en Argentina, donde ya se vive la "guerra" entre bandas de narcotráfico en lo más profundo de los barrios de emergencia. Ayer fue en la Villa 21, del porteñísimo Barracas, en el límite con Pompeya, cerca del Estadio de Huracán. En un verdadero "lunes negro", antes de que abrieran los mercados bursátiles de los que nadie habla por esa zona, aparecieron cinco cadáveres. No hay, hasta ahora, relación entre los crímenes, aunque se sospecha que existe y que se trató de un "ajuste de cuentas". A las 2 de la mañana, el cuerpo de un joven de 25 años, vestido con un saco negro, fue hallado con un balazo en el pecho. Cuando los policías de la comisaría 32 lo encontraron, vecinos les dijeron que a 100 metros había otro cadáver, el de un hombre de contextura robusta y tez trigueña de unos 40 años, que presentaba un balazo en la zona costal. Más tarde, y a unos 250 metros, fueron encontrados gravemente heridos a tiros un hombre de 23 años y una mujer de 18, quienes inmediatamente fueron trasladados de urgencia al Hospital Penna. Eran Eduardo Scala y María Carreño, ambos con balazos en la zona abdominal. El primero falleció cuando era intervenido quirúrgicamente y la chica, a la que extrajeron un riñón, quedó internada en estado delicado. A los pocos minutos llegó al mismo nosocomio otro hombre de 30 años con una herida leve de bala en una pierna y un joven de 18 también lesionado. Pero en la Villa 21 la violencia no se detenía. A las 4.30, en la calle Iriarte, entre Lavardén y Zavaleta, fue encontrado otro joven asesinado, identificado como Ezequiel Barboza (18) que había sido atacado de un tiro en el costado izquierdo del pecho. Con la luz del día "llegó" el último cuerpo. A las 7.30, en la manzana 2, situada a uno de los costados de la villa, fue descubierto el cadáver de una joven de entre 15 y 18 años, boca abajo en un terreno baldío y con dos orificios de bala en el costado derecho de la caja torácica. La Policía esperaba que familiares de las víctimas, cuatro no identificadas, se presentaran a reclamar los cuerpos y a brindar datos que explicaran el por qué de tanta violencia. "No se trató de un hecho en el que aparecieron cinco personas muertas, sino que los homicidios se produjeron durante el transcurso de la madrugada en distintos lugares de la villa", dijo un jefe policial, que atribuyó todo a una "cacería humana" vinculada a un ajuste de cuentas entre bandas, posiblemente relacionado al narcotráfico.