Las cifras redondas siempre ameritan algo más. Vaya saber uno por qué, desde que somos chicos ya nos meten en la cabeza lo del cumpleaños y los aniversarios. Y la redondez del cero -en este caso 30 años del inicio de la última dictadura cívico/militar- huele siempre a balance.
En 1996, al cumplirse 20 años, la manifestación de repudio fue tan grande que desencajó a la Argentina menemista. También despeinó a un grupo de fiscales españoles, que la vieron por TV y decidieron aceptar una querella de familiares de desaparecidos y exiliados en España. Así empezó el "Juicio de Garzón", y todo comenzó a moverse por acá también.
Estos 30 han llegado con algunos desencuentros, más mediáticos que reales, por cierto. Un gobierno que tomó a los Derechos Humanos como discurso -con pocos, muy pocos hechos- ha descolocado a más de uno. Las queridas Madres, respetadas e intocables, están entre ellas. Lástima tanto discurso berreta y demagogo que circuló defendiéndolas -muchos no hacían eso antes de K- de la presunta "izquierda siniestra", como la calificaron los mismos siniestros funcionarios de Gobierno.
Los cientos de organismos y organizaciones que convocan la marcha del 24 de marzo desde hace rato que incluyen en el documento las violaciones a los Derechos Humanos actuales. Es, precisamente, lo que cierto sector progre le crítica a los organismos: hablar sólo del pasado. ¿Por qué no enlazar el genocidio de ayer con el genocidio de hoy?. ¿Por qué no relacionar la tortura en el Pozo de Banfield con la de la cárcel de Abu Graib, en Irak?
Eso no quita que, a la hora de una plaza colmada, se insista con un documento extensísimo. Fue feo, pero ya pasó. Queda el repudio masivo como un buen momento para recordar.
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RESUMEN de lo publicado
Cien mil voces para sostener la memoria (crónica de Página/12) Testimonios en primera persona
Hablan los nietos: “De chiquita miraba su foto por si lo encontraba”
Cómo Argentina exportó los métodos represivos a Latinoamérica (Clarín)
miércoles, marzo 29, 2006
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