"Los jueces no podemos ser fugitivos de la realidad y somos conscientes de que la inseguridad no es una mera sensación sino una realidad tangible con la que convivimos, pero ello no autoriza a que los particulares nos apartemos del sistema y permitirnos realizar justicia por mano propia".
Con esas palabras de la jueza Inés Siro, el Tribunal Oral II de La Plata condenó ayer a la pena de 13 años de prisión al repartidor de diarios Angel Ernesto Pacheco (66) por haber matado a tiros a dos jóvenes en su casa, y luego arrojó los cadáveres en el arroyo El Gato, en Punta Lara.
Así finalizó un arduo debate en el que los magistrados Siro, Juan Carlos Bruni y Claudio Bernard analizaron el delicado límite que establece el homicidio por legítima defensa.
"No es una licencia para matar (la legítima defensa), sino el medio de protegerse de un ataque inminente a nuestros derechos esenciales que no pueden ser resguardados en forma inmediata a la agresión por la autoridad en la que delegamos la protección de nuestros derechos", afirmaron los magistrados.
El fallo dio por probado que Pacheco mató a los dos jóvenes que estaban dentro de su casa -de calles 73, 137 y 138-, el 1° de diciembre de 2006.
Dijeron que el imputado disparó varias veces con un revólver calibre 22 a Mario Andrés Andrada y a Facundo Maximiliano Guerra. A uno de ellos le tiró por la espalda. A las pocas horas, los cuerpos de las víctimas aparecieron flotando en el canal El Gato de Ensenada.
Esa noche, el yerno de Pacheco comentó a dos policías que hacían un adicional en un boliche, que su suegro tenía dos cadáveres dentro de la casa, y que eran de dos pibes que le habían entrado a robar.
Cuando a los dos días salió en los diarios el hallazgo de los dos cuerpos en Punta Lara, los dos policías denunciaron lo que sabían. Tenían el nombre y la dirección de Pacheco. Para los investigadores el caso quedó esclarecido.
Ayer, el tribunal remarcó que en el auto Dacia del imputado se hallaron manchas de sangre y el revólver calibre 22: "Con ese vehículo fueron trasladados los cuerpos a Punta Lara".
La pericia balística arrojó que "los proyectiles hallados en los cuerpos de las víctimas fueron disparados por el revólver incautado en el auto de Pacheco".
La defensa había planteado la causal de eximición de responsabilidad de legítima defensa y, en forma subsidiaria, exceso en la legítima defensa. Sostuvo que el imputado Pacheco había ido a retirar los diarios a diagonal 80 y 3, y al llegar esa madrugada luego de realizar un primer reparto se encontró con Maidana y Andrada dentro de su casa. Y creyó que estaban robando.
Según la defensa, Pacheco agarró el revólver 22 que estaba en la casilla del gas y disparó varias veces. Luego, tomó alcohol y se dirigió a su puesto de diarios de 137 y 62, donde cumplió la jornada laboral. Recién a la noche, regresó a su casa, cargó los cuerpos en su auto marca Dacia con la ayuda de su mujer y los llevó a Punta Lara, donde los arrojó en el arroyo El Gato.
El Tribunal II descartó la postura defensista. Estableció que Pacheco, "en lugar de dar aviso a la Policía, tomó el arma y disparó a matar". Luego, llevó los cadáveres a Punta Lara "para asegurar su impunidad".
jueves, diciembre 17, 2009
Contra la justicia por mano propia
Lo condenaron a 13 años por matar a dos jóvenes y tirar los cadáveres a un arroyo. Un tribunal de La Plata determinó que la legítima defensa no supone "una licencia para matar". El fallo sostuvo que el imputado "quiso asegurarse la impunidad" al trasladar los cuerpos a Punta Lara
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