miércoles, diciembre 24, 2008

Caso Bru II: ¿El culpable fue la víctima?


A seis años y medio de cometido el crimen de “Beto” Martínez, la Justicia dejó libre de culpa y cargo a los dos policías imputados. Dijeron que la víctima estaba armada y que forcejeó y disparó a uno de ellos Y que el otro efectivo utilizó su arma reglamentaria en cumplimiento del deber y para defender a su compañero herido

( DIARIO HOY )

Suele ocurrir cuando surge lo inesperado, lo inverosímil. Y la absolución de dos policías acusados por un caso de gatillo fácil lo es. Y lo es también cuando la absolución sobreviene a un pedido acusatorio de entre 20 años de cárcel y prisión perpetua. Y lo es, si la víctima de este juicio fue uno de los testigos claves por el secuestro, torturas, muerte y desaparición del estudiante de periodismo Miguel Bru.

Hasta allí el escenario del acontecimiento posible. Y el que no fue. El derecho y los jueces no pueden responder a un marco de probabilidades, de tendencias. Y anoche, al dictar el veredicto absolutorio concluyeron en que los policías Luján Martínez e Ismael Gauna debían quedar libres de culpa y cargo por el homicidio de Mauro “Beto” Martínez (40).

Pasaron seis años y medio entre el hecho cometido y el veredicto final. Ayer, el fallo desató el descontento de la mitad de la sala de audiencias ocupada por la madre de Miguel, Rosa Bru, autoridades de la Facultad de Periodismo de La Plata y distintas agrupaciones y ONG’s defensoras de los derechos humanos.

Para los jueces, uno de los policías imputados -Gauna- forcejeó con la víctima, que estaba armado, y se le escapó un disparo que hirió al efectivo en la pierna. De modo que “no hubo delito”.
El tribunal también dijo que Luján Martínez disparó dos veces, primero un tiro al aire en forma intimidatoria, y el otro a la víctima. Fue la bala que lo mató. Para los magistrados, Luján Martínez actuó en legítima defensa de terceros (su compañero Gauna) y en cumplimiento del deber.

El fallo fue dictado en forma unánime por los jueces del Tribunal I Patricia de la Serna, Guillermo Labombarda y Samuel Saraví Paz.

El jueves último, el fiscal Gabriel Sagastume entendió que los dos procesados debían ser penados a 20 años por “homicidio simple”, en perjuicio de “Beto” Martínez.

Para el fiscal el crimen se produjo el 21 de junio de 2002, en una casa de calle 84 entre 121 bis y 122. Los policías habrían esposado a la víctima, lo ejecutaron de un tiro en el abdomen, y simularon un enfrentamiento, con una herida de bala en la pierna de uno de los imputados y “plantando” una pistola calibre 32, para intentar hacer creer que la usó Beto.

Los abogados que asisten a la familia de la víctima, Marcelo Ponce Núñez y Ernesto Martín, alegaron que los policías planearon el crimen, colocaron a la víctima en estado de indefensión, la ejecutaron y plantaron pruebas de una legítima defensa. Los letrados pidieron que el caso se encuadre como “homicidio calificado por alevosía”, y que se condene a ambos ex policías a prisión perpetua.

También indicaron que el móvil del crimen pudo ser la denuncia que le hizo la víctima a Gauna por una amenaza por parte de éste último para que no declare o cambie el testimonio en el juicio por el asesinato de Bru, ventilado en 1998.

Ayer, el tribunal adhirió al planteo de las defensoras oficiales Verónica Garganta y María Vigorelli: afirmaron que no se reunió ninguna prueba en contra de los imputados.

En el juicio, el policía Martínez reconoció que le disparó a Mauro Martínez, pero como acto de defensa de su compañero Gauna, que ya había recibido un disparo en la pierna por parte del prófugo de la comisaría de El Dique.

Gauna narró que golpeó en esa casa, que salió “Beto” con un arma y en el medio del forcejeo recibió un tiro en la pierna.

Los jueces concluyeron que los testimonios de los imputados no fueron derribados por ninguna de las pruebas ventiladas en el juicio. Incluso, hubo tres testigos que dieron la versión de la ejecución policial, del gatillo fácil. Y el tribunal los procesó por falso testimonio agravado.

Y más: el tribunal “a la parte acusadora” (la fiscalía y la querella) por “la liviandad y la temeridad de sus afirmaciones” y porque no habían dicho nada sobre la existencia de “dos armas” en el lugar del hecho.

Los jueces fueron categóricos también al enfatizar que este caso “no tiene nada que ver con el caso Bru” y criticaron con severidad a la fiscalía 2 de La Plata por los errores en la instrucción. No obstante, el tribunal indicó que esas irregularidades y omisiones no podían ser computadas en contra de los acusados.

Rosa Bru señaló que “es un fallo vergonzoso. Ellos son dos asesinos. Los jueces no tuvieron en cuenta sus antecedentes, ni que estuvieron prófugos. Y les creyeron”. La querella apelará a Casación.

on todo, el denominado Caso Bru I terminó con los dos policías imputados libres de culpa y cargo, llorando de emoción en el banquillo.

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Dos policías en el banquillo por matar a testigo del caso Bru

Los acusados, detrás de sus defensoras: Ismael Gauna y Luján Martínez

Un Tribunal comenzó un juicio oral pero no público por el crimen de Mauro Martínez, en 2002

(DIARIO HOY)

En un enrarecido escenario, donde se prohibió el ingreso a la prensa y ni siquiera se previó una sala de juicio, el Tribunal I de La Plata comenzó ayer el debate oral a dos oficiales de la Policía bonaerense acusados de haber matado a un testigo clave en la causa por el secuestro y desaparición del estudiante de periodismo Miguel Bru.

Los problemas se desataron desde muy temprano cuando Rosa Schonfeld, la madre de Miguel, arribó al fuero penal de 8, 56 y 57 y le informaron que las salas estaban ocupadas con otros juicios y que no había lugar. El insólito episodio llamó la atención, incluso, de la guardia policial, quienes desligaron responsabilidades en el tribunal.

Según explicaron, las agendas de los juicios y los lugares están programados desde hace mucho tiempo. Ayer, después de más de dos horas de retraso, el Tribunal I se mudó al tercer piso, donde se encuentra una reducida sala, que impide el ingreso del público, de familiares y allegados. Apenas pueden estar las partes y los jueces.

Para colmo, esa oficina, transformada en sala de audiencias, era el despacho personal del juez Amilcar Benigno Vara, cuando se produjo la desaparición de Bru el 17 de agosto de 1993. Este magistrado, por ese hecho fue destituido en un jury de enjuiciamiento.

El juicio se desarrolló a puertas cerradas. Y se vivieron momentos de tensión cuando un custodia del tribunal hizo retirar a un periodista y a uno de los mejores amigos de Miguel Bru. El custodia alegó sólo dos cosas: "Me lo pidió la secretaria" y "no hay lugar en la sala".

En ese momento, estaban desocupadas las tres salas más grandes del fuero penal, equipadas especialmente para la realización de juicios orales. La discriminación a la prensa y la obstaculización de la publicidad y la oralidad del debate alarmó incluso al Fiscal de Juicio Gabriel Sagastume y a los abogados del particular damnificado.

Con todo, la audiencia contó ayer con el testimonio de efectivos que participaron en el procedimiento en que murió el testigo Martínez. El debate, que durará tres jornadas más, giró en torno a la cantidad de disparos escuchados en el procedimiento realizado el 21 de junio del 2002 por personal de la comisaría de El Dique, en Ensenada, de donde Martínez se había fugado,en una casa del barrio El Carmen, a dos cuadras del Destacamento de Villa Ponzatti, cuyo personal no participó en el operativo.

Los testigos, que integraron la comisión que estuvo a cargo de los dos acusados, los ex oficiales Luján Enrique Martínez e Ismael Gauna, coincidieron en asegurar que habían escuchado dos detonaciones, una efectuada por Gauna en respuesta a un presunto disparo realizado por la víctima que supuestamente habría herido a quien acabó con la vida del prófugo de un balazo en el estómago.

Hubo dudas sobre la herida de Gauna que no fue confirmada por ninguno de los declarantes, lo que alimenta la hipótesis que sostiene la fiscalía de que se pudo tratar de un asesinato y de un posterior "plantado" de un revólver con el que Martínez supuestamente habría disparado para simular un enfrentamiento.

Tampoco hubo explicaciones de las razones por las que el herido fue trasladado al Hospital Gutiérrez, donde falleció, y no al Policlínico San Martín distante a menos cuadras de donde sucedió el hecho.

Testimonios

"No me acuerdo o no estoy muy seguro"

Ayer, el policía Jorge Alejandro Predovan, que participó del operativo, dijo a los jueces que escuchó dos disparos pero no vio el arma con la que habría disparado Mauro Martínez -alias "Beto"- ni herido a Gauna en una pierna.
En tanto Néstor Castro, oficial del Destacamento de Villa Ponsati, testificó que cuando llegó a la casa de El Carmen "no había persona herida, ni sangre" en la escena de los hechos y que más tarde "Gauna me entregó dos armas, una 9 milímetros que le pertenecía y un revólver con los que se habrían realizado los disparos".
Rosa Schonfeld dijo que "nuevamente se repite el estribillo de los policías declarantes, 'no me acuerdo o no estoy seguro'' y comentó que "nadie vio herido a Gauna pero sí a Martínez". Con el testimonio de Martínez se pudo saber que el ex comisario Juan Domingo Ojeda -condenado por el crimen de Miguel-habría aprobado las torturas en la comisaría 9 de La Plata, donde él y el estudiante de periodismo compartieron el encierro en agosto de 1993.
En 1998, según la Asociación Bru, Martínez fue llevado por una contravención a la comisaría de Berisso y el entonces oficial Gauna lo habría golpeado brutalmente.


La víctima, perseguida por la Policía

Mauro "El Beto" Martínez (foto), fue fusilado por oficiales de la Comisaría del Dique en junio de 2002. Fue uno de los testigos en el juicio por la desaparición del estudiante de periodismo Miguel Bru. Con su testimonio se pudo saber que el ex Camisario Ojeda, posteriormente condenado, aprobaba las torturas en la comisaría 9°. Desde entonces, el Beto fue perseguido por la policía de manera constante.

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