jueves, septiembre 25, 2008

Seis años preso y no pudieron probar que fue él

Absolvieron al único acusado del homicidio de un policía en un asalto a una estación de servicio, en La Plata, en septiembre de 2002. La defensa aportó datos sobre el posible autor. Y la fiscalía desistió de la imputación. Estuvo todo el tiempo preso. Y encima, el caso sigue impune

(DIARIO HOY) 
 
El Tribunal I de La Plata absolvió ayer a Arian Eduardo Lamoglie en el juicio que se seguía por el homicidio del policía Walter César Leguizamón (36), ocurrido en la estación de servicio de 120 y 32.
La fiscalía de instrucción había dado por probado que el 18 de septiembre de 2002, cerca de las 21 horas, el imputado Lamoglie "le pegó un balazo a un policía, tras haber perpetrado un robo en la estación de servicio".
La víctima era un efectivo que ocasionalmente estaba en el lugar con un compañero para hablar por teléfono porque se les había quedado el auto. Leguizamón se identificó como policía y el agresor, con un arma de fuego en sus manos, le disparó a quemarropa para luego huir a la carrera. El disparo que recibió la víctima le produjo la muerte.
Hasta allí la versión de la fiscalía de instrucción. Pero en el juicio, los testigos no coincidieron en cómo iba vestido el asaltante, pues discreparon en los colores de sus prendas. Algunos dieron señas fisonómicas que se asemejaban con el imputado, indicando que sólo habían visto la cara.
El compañero de la víctima, el policía que estuvo cara a cara con el agresor manifestó contradicciones al explicar cómo reconoció al imputado en la rueda de detenidos.
La defensora oficial Verónica Garganta le recriminó al testigo que no se había acordado de contar varios detalles que había declarado en la comisaría, el mismo día del homicidio. También dio su testimonio un vecino del imputado. Dijo que lo conocía, y que lo había visto el día del hecho y a esa misma hora en una bicicleta girando en la rotonda de 32 y 120, aunque no vio hacia dónde fue. Pero en ese momento de la audiencia, el fiscal Rubén Sarlo advirtió que nadie había dicho que el ladrón anduviera en bicicleta, sino que llegó y se fue a pie luego del disparo mortal. Otra contradicción.
Pero la confusión llegó a su punto cúlmine cuando un detenido aportado por la defensora Garganta, bajo identidad reservada contó que en el 2005 habló con otro detenido, que entre otras cosas le confesó que fue "quien mató al cobani de la YPF de 120 y 32". Luego, este mismo testigo se encontró en la Unidad 9 con Lamoglie y le contó de lo que se había enterado. Así, surgió que quien se dijo autor del disparo y muerte del policía Leguizamón es fisonómicamente muy parecido a Lamoglie. También la defensa aportó como prueba al tribunal, un legajo carcelario donde están las fotografías del detenido y supuesto autor del crimen, reflejando un increíble parecido físico.
"Estos hechos graves son los que merecen llegar al juicio oral y no cualquier causa. Aquí quedó demostrado que el sistema sirve para evitar encarcelar inocentes y también para encarrilar investigaciones que estaban mal orientadas en la pesquisa. Porque hasta hoy, a seis años del hecho, el crimen del policía sigue impune", señaló el fiscal Sarlo al terminar el juicio.

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