Un joven que había atropellado a dos ciclistas en City Bell apareció muerto, presuntamente en un accidente de tren, después de declarar en la comisaría. Sospechan de un asesinato
El fiscal platense Tomás Morán comenzó ayer la rueda de indagatorias a los cinco policías en actividad y un comisario exonerado de la fuerza que fueron detenidos el lunes a la noche, acusados de encubrimiento agravado, en el marco de una causa que se inició por un accidente y terminó con un homicidio en el año 2002.
Según fuentes del ministerio de Seguridad bonaerense, los cinco policías en actividad, entre ellos una mujer, ya fueron desafectados de sus cargos por orden del ministro Carlos Stornelli.
Tal como anticipó ayer Trama Urbana, los allanamientos y las detenciones fueron ordenadas por el juez de Garantías n° 2 de La Plata, César Melazo, a pedido del fiscal Morán.
El episodio que originó la causa que investiga el fiscal se produjo en octubre de 2002, cuando un joven de 18 años llamado Cristian Pérez atropelló con su vehículo a dos ciclistas que circulaban por la zona de City Bell.
Si bien Pérez huyó del lugar sin prestar asistencia a las víctimas, luego fue detenido por vecinos que lo golpearon y lo llevaron por la fuerza hasta la comisaría 10° de City Bell.
Allí, según la investigación, Pérez fue interrogado y luego dejado en libertad, pero pocas horas más tarde fue encontrado muerto en proximidades de las vías del tren en City Bell.
Uno de los detenidos por orden del juez Melazo es quien por entonces era el jefe de turno de esa seccional policial, el comisario Pedro Djurasek.
Fuentes del ministerio de Seguridad provincial aseguraron que Djurasek fue exonerado de la fuerza cuatro años más tarde por estar vinculado en una causa por apremios ilegales.
Además, fueron detenidos dos subtenientes, un teniente primero, un principal y un oficial inspector.
Cuatro de los efectivos apresados y el comisario exonerado quedaron alojados en el destacamento de Arana y ayer a la mañana comenzaron a ser indagados por el fiscal.
En tanto, la mujer policía fue derivada a la comisaría de la Mujer y la Familia y también será interrogada por el fiscal.
Fuentes judiciales precisaron ayer que los familiares de Cristian Pérez lucharon durante todos estos años para que la causa produjera este inesperado giro. Siempre afirmaron que Cristian no se había quitado la vida ni había sufrido un accidente, sino que lo arrojaron muerto al paso del tren para borrar las huellas de un crimen.
Para la Policía, en los primeros pasos de la instrucción que se realizó llamativamente en la comisaría 10° de City Bell, el caso fue "investigado" como "suicidio".
Desde el primer momento, el hecho a todas luces se asemejó a los emblemáticos casos Bru, Núñez, Albanese, o los aún más recientes Domínguez o Migone, producidos en los últimos años, respectivamente en las seccionales Primera de Berisso y Novena La Plata.
En todos ellos, hay un suicidio como carátula disfrazada, o una desaparición misteriosa, códigos de silencio, testigos que callan, o el mentado espíritu de cuerpo que aúna a un grupo de efectivos para callar u ocultar la verdad histórica. También se desprenden trabas en las investigaciones, y pruebas que inducen a error, complicidades judiciales y silencios oficiales.
Según fuentes del ministerio de Seguridad bonaerense, los cinco policías en actividad, entre ellos una mujer, ya fueron desafectados de sus cargos por orden del ministro Carlos Stornelli.
Tal como anticipó ayer Trama Urbana, los allanamientos y las detenciones fueron ordenadas por el juez de Garantías n° 2 de La Plata, César Melazo, a pedido del fiscal Morán.
El episodio que originó la causa que investiga el fiscal se produjo en octubre de 2002, cuando un joven de 18 años llamado Cristian Pérez atropelló con su vehículo a dos ciclistas que circulaban por la zona de City Bell.
Si bien Pérez huyó del lugar sin prestar asistencia a las víctimas, luego fue detenido por vecinos que lo golpearon y lo llevaron por la fuerza hasta la comisaría 10° de City Bell.
Allí, según la investigación, Pérez fue interrogado y luego dejado en libertad, pero pocas horas más tarde fue encontrado muerto en proximidades de las vías del tren en City Bell.
Uno de los detenidos por orden del juez Melazo es quien por entonces era el jefe de turno de esa seccional policial, el comisario Pedro Djurasek.
Fuentes del ministerio de Seguridad provincial aseguraron que Djurasek fue exonerado de la fuerza cuatro años más tarde por estar vinculado en una causa por apremios ilegales.
Además, fueron detenidos dos subtenientes, un teniente primero, un principal y un oficial inspector.
Cuatro de los efectivos apresados y el comisario exonerado quedaron alojados en el destacamento de Arana y ayer a la mañana comenzaron a ser indagados por el fiscal.
En tanto, la mujer policía fue derivada a la comisaría de la Mujer y la Familia y también será interrogada por el fiscal.
Fuentes judiciales precisaron ayer que los familiares de Cristian Pérez lucharon durante todos estos años para que la causa produjera este inesperado giro. Siempre afirmaron que Cristian no se había quitado la vida ni había sufrido un accidente, sino que lo arrojaron muerto al paso del tren para borrar las huellas de un crimen.
Para la Policía, en los primeros pasos de la instrucción que se realizó llamativamente en la comisaría 10° de City Bell, el caso fue "investigado" como "suicidio".
Desde el primer momento, el hecho a todas luces se asemejó a los emblemáticos casos Bru, Núñez, Albanese, o los aún más recientes Domínguez o Migone, producidos en los últimos años, respectivamente en las seccionales Primera de Berisso y Novena La Plata.
En todos ellos, hay un suicidio como carátula disfrazada, o una desaparición misteriosa, códigos de silencio, testigos que callan, o el mentado espíritu de cuerpo que aúna a un grupo de efectivos para callar u ocultar la verdad histórica. También se desprenden trabas en las investigaciones, y pruebas que inducen a error, complicidades judiciales y silencios oficiales.
El caso
El crimen del joven Cristian Pérez (18), ocurrido el 14 de octubre de 2002, cuando presuntamente fue arrojado al paso de un tren entre las estaciones de City Bell y Villa Elisa, todavía es motivo de investigación policial y judicial, por cuanto la autoría del hecho continúa siendo el aspecto no dilucidado.
Tal como lo reflejó oportunamente este diario, la muerte del joven se produjo horas después de haberse presentado en la comisaría de esa zona para ser identificado en una causa por un accidente que había protagonizado un día antes en la esquina de 17 y Alvear, de City Bell, cuando manejaba un Ford Falcon, presuntamente preparado para desarrollar altas velocidades.
Fue en esas circunstancias cuando Pérez atropelló a dos ciclistas, Lucas Manuel Pavela (26) y Andrés Ernesto Vera Castro (34), causando heridas de gravedad al primero de los nombrados.
Desde entonces se conjeturó que Pérez, quien antes de ser arrollado por una formación ferroviaria también había sido atacado a golpes, había resultado víctima de una presunta venganza.
Pero lo cierto es que un manto de misterio sigue envolviendo al caso y los pesquisas siguen detrás del posible autor.

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